domingo, 13 de julio de 2008

Israel-Palestina, juntos por el fútbol

Meir Shefiya (Israel)- Gal reconoce que antes tenía miedo de quedarse tanto tiempo solo en el mismo lugar «con los chicos del otro lado», pero sus grandes ojos verdes brillan cuando mira a su alrededor. Vive con su familia en Kyriat Gat, una ciudad del sur de Israel cercana a la Franja de Gaza con un alto índice de desempleo y pobreza, pero este año sus vacaciones de verano en Meir Shefiya, al norte del país, se han convertido en un sueño. Rodeado de un verde paisaje, inusual donde él vive, está impaciente por marcharse con sus compañeros, que pelotean en el terreno de juego con el resto de los niños israelíes y palestinos que este año participan en el campamento de fútbol organizado por el Centro Peres para la Paz.
A su lado permanece Ahmed, palestino de 9 años y originario del campo de refugiados de Shuaffat, que lo mira como diciendo: «¡termina que nos esperan para jugar!». Quizás por eso Ahmed es más parco en palabras y se limita a responder con monosílabos. Si pudiera, repetiría el próximo año porque nunca había pisado un campo de fútbol como éste. Con césped, porterías... Ni tampoco había tenido la oportunidad de que entrenadores profesionales, como los irlandeses que estarán toda la semana aquí, le enseñen los trucos de su deporte favorito.
A Gal, a Ahmed y a los otros 58 niños que disfrutan de su segundo día en este campamento tan especial hoy les aguarda una gran sorpresa. Sus caras se iluminan cuando ven aparecer un grupo de hombres en el campo y los monitores les dicen que entre ellos está Daniel Passarella, todo un campeón del mundo que hizo historia en el año 78 con la selección argentina junto a los míticos Mario Kempes y Daniel Bertoni. Disciplinados, en fila india, comienzan a pelotear con el campeón y a escuchar sus sabios consejos. «Aquel que se esfuerza y piensa positivamente en algún objetivo, a la larga lo consigue», les dice poco antes de que todos se abalancen sobre él para posar en la foto. «Aún queda mucho trabajo por hacer», reconoce Gal Peleg, director de deportes del Centro Simon Peres para la Paz y principal coordinador de la Aldea Futbolística de la Esperanza, como han llamado a esta iniciativa.
Es el tercer año que funciona y su objetivo es tender puentes entre ambas comunidades, empezando por los más pequeños y que, como dice Gal, «cuando esta semana termine, los niños palestinos no vean a los israelíes como los soldados malos de los controles fronterizos y que los niños israelíes no vean a todos los palestinos como terroristas». El Kaiser de River sigue entregado a los chavales. Cuando levantó el ansiado trofeo con la albiceleste, los pequeños Gal y Ahmed ni siquiera habían nacido, pero hoy tienen muy claro que cuando crezcan, les gustaría ser como él.
Lourdes Baeza