El Ejército israelí reconoció el uso de fósforo blanco contra un edificio de la ONU en la masacre de Gaza del pasado invierno, pero trató de limitar su responsabilidad castigando a dos oficiales.
Se trata del comandante de la división que operó en Gaza, el general Eyal Eisenberg, y el jefe de un regimiento de Infantería, el coronel Ilan Malka, que han sido acusados de «haber sobrepasado sus prerrogativas poniendo en riesgo la vida de civiles».
En un informe oficial enviado el viernes a la ONU para intentar refutar las acusaciones de crímenes de guerra formuladas por la comisión de investigación dirigida por el juez sudafricano Richard Goldstone, las autoridades israelíes destacaban que habían puesto en marcha un procedimiento disciplinario contra un general y un coronel, sin identificarlos. El informe de Goldstone también acusa de crímenes de guerra a Hamas.
Según la radio pública, los mandos israelíes están dispuestos a castigar a los dos oficiales.
El Ejército confirmó que se ha abierto el procedimiento contra los dos oficiales, pero rechazó comentar si éstos habían sido castigados.
Junto a ello, el Ejército israelí puntualizó que el general Eisenberg y el coronel Malka no «han sido sanciones porque las armas contuviesen alguna cantidad de fósforo blanco, sino porque se dispararon hacia zonas habitadas».
El bombardeo durante la operación «Plomo Fundido» afectó el 15 de enero de 2009 al principal almacén de la agencia de la ONU para la ayuda a los refugiados palestinos (Unrwa) en la ciudad de Gaza, que ardió tras recibir el impacto de obuses israelíes.
Este bombardeo, que hirió a tres empleados de la Unrwa fue unánimemente condenado por la comunidad internacional.
Como «compensación» por este ataque y otros cometidos contra instalaciones de la ONU, Israel entregó 10,5 millones de dólares [7,57 millones de euros].
Junto a ello, Israel afirma que ha iniciado investigaciones sobre 150 «incidentes», de los que 36 son objeto de una investigación criminal.
En su justificación de 46 páginas presentada a la ONU, el Estado sionista subraya la «independencia e imparcialidad» de su sistema judicial y asegura que su Ejército actuó conforme al derecho internacional durante la masacre de Gaza.
Sin embargo, el reconocimiento de haber empleado fósforo blanco en una zona densamente poblada por civiles ya supone una conculcación de las normas internacionales, puesto que el uso de esta sustancia está prohibido en zonas habitadas por las graves quemaduras que provoca, ya que se inflama al contactar con el oxígeno del aire.
Por otra parte, Breaking the Silence difundió ayer los testimonios de 96 mujeres israelíes que reconocen haber maltratado a palestinos durante su servicio militar. «Queremos mostrar a los israelíes que sus mujeres participan en violaciones de derechos humanos», señalaron.
El fósforo blanco es un alótropo (puede existir en más de un estado físico) común del elemento químico fósforo, blanco o amarillo y de olor similar al ajo, que ha tenido su uso militar como agente incendiario. Se utiliza para crear pantallas de humo en segundos, para ocultar movimientos de tropas e identificación de blancos. El fósforo blanco empezó a usarse en la Primera Guerra Mundial y el Ejército británico introdujo las primeras granadas con este elemento químico en 1916. Luego, en la Segunda Guerra Mundial, el fósforo blanco fue usado de forma intensiva por los EE UU y en menor medida por Japón para crear pantallas de humo y también contra la población civil. Las municiones con fósforo blanco se han utilizado posteriormente en la Guerra de Corea, de Vietnam, la ha usado Marruecos contra la población Saharaui, y en Grozny (Chechenia), en 1994 una cuarta parte de los proyectiles contenían fósforo blanco, según GlobalSecurity.org. Además, hay al menos cuatro casos probados en que se ha usado este elemento químico contra personas en Irak.
Las partículas incandescentes del fósforo blanco que se producen en la explosión inicial pueden producir profundas, extensas y dolorosas quemaduras de segundo y tercer grado. Además, por su capacidad de absorción, las quemaduras del fósforo blanco pueden dañar órganos internos. Y según GlobalSecurity.org, “el fósforo blanco provoca daños por quemadura químicamente dolorosos”. La combustión de este elemento provoca una nube blanca, densa y caliente, que en concentraciones moderadas puede producir irritación en los ojos y nariz.
El uso del fósforo blanco contra objetivos militares no está específicamente prohibido por ningún tratado internacional, aunque existe el debate de si debería considerarse una arma química y por lo tanto, ilegal según la Convención de Armas Químicas de abril de 1997.
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